Aumentar el rendimiento académico de los alumnos y facilitar la práctica docente, disminuir el riesgo de contagio del COVID o cualquier otro virus que se transmita por el aire que se respira y aumentar el confort térmico de alumnos y profesores, dotando al instituto de una red de sensores que permitan hacer un mapa de las concentraciones de CO2 del mismo, en tiempo real, tanto en clases, pasillos, biblioteca, secretaría, despachos, sala de profesores, etc. y mediante una aplicación centralizada pueda avisar, y diseñar la mejor estrategia para ventilar las distintas dependencias y conseguir los niveles óptimos.
Consideraciones a tener en cuenta:
- Los resultados son sensibles a errores debido a sensores de CO2 mal calibrados.
- El CO2 no se degrada con el tiempo, mientras que el virus en aire sí, por lo que las concentraciones de virus en aire decrecerán más rápidamente que las de CO2. La diferencia depende de varios factores ambientales, tales como radiación UV o temperatura.
- La emisión de CO2 y de partículas generada por las personas no son proporcionales. Al hablar fuerte, gritar o cantar se emiten más partículas, por tanto, con las mismas concentraciones de CO2, el riesgo de contagio variará.
- Los valores de ACH medidos en un día, reflejarán las condiciones de ese día, pudiendo variar según condiciones meteorológicas externas.
- Los valores de emisión de CO2 de una persona varían con muchos factores, como edad, sexo, peso y actividad metabólica.